sábado, 10 de septiembre de 2011

Con otoño en el corazón


Debo confesar que adoro estas mañanas que el viento alborota mi cabello y que el frío me cala hasta los huesos. Tanto me gusta el otoño como la sopa que prepara mi madre en una tarde. El otoño que con su solsticio trajo a mi vida reflexión.

Es indescriptible ese momento en que el viento choca una y otra vez en mi cuerpo, arrebatando aquello que sólo son hojas secas en mi alma... y se lo lleva, lo arrastra, y en el camino lo despedaza...

Ahora estoy en otoño, y aunque no me queda una sola hoja con que pueda cubrir mis heridas... y aunque sé que éste es sólo el preámbulo de un frío invierno... estoy feliz que el otoño haya llegado por fin, y no me importa exponerme al mundo, siempre y cuando permita, que algún día, la primavera toque otra vez la puerta, para hacer un escandaloso verano

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